-Caminos... adonde vamos no necesitamos caminos- me mintió mi cerebro.
Fueron como 40 cuadras hasta el pasado. Muerto de frío, transpirado y pensando en las posibilidades de ir algunos años hacia atrás, no muchos, sólo 3 o 4, recorrí ese camino torturandome interiormente.
Al llegar, supe que no existen los viajes en el tiempo. Pero luego de recostarme por unos segundos, desperté en lo que parecía un sueño, un extraño momento del pasado de esos que esperaba encontrar desde el principio.
Luego volví, reconociendo al fin que el pasado nunca volverá y que los sueños, sueños son...
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