jueves, enero 24, 2008

Mariano Peluffo

Mirando nuestra vernácula TeLeFé (no sé porque hay gente que lo escribr así pero yo les hago caso) no dejo de asombrarme con el extraño caso del Sr. Pellufo.

Este muchacho, que comanda a una banda de ilustres desconocidos en un programa que intenta mezclar el debate con el humor, tiene todo lo que se necesita para estar varios escalones más arriba.

Buen humor, mucho oficio de conductor, una vida impecable (hasta ahora no apareció nunca en Intrusos) y un buen feeling con su público (debido a que es un gordito bonachón que uno quisiera tener como amigo, novio oficial -nunca amante- y diariero del barrio), pero existe una mano negra que se encarga de relegarlo a productos de poquísima calidad pudiendo hacerse cargo, tranquilamente, de algo de poca calidad (es lo que hay).

Señores pope televisivos: dejen de mirar el animal print de Susana, o los culos que patinan por un sueño y concentren sus energías y su presupuesto en este sacrificado hombre que se levanta día a día a conducir esa pavada malgastando su talento, sólo para tener algo de comida para llevar a la mesa.

Por un Peluffo digno.

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